La ciudad de Belém, en el estado norteño de Pará en Brasil, ha sido durante mucho tiempo un semillero de cultura e innovación musical. Envuelta por la maravilla mística de la selva amazónica y con vistas a la inmensidad del Océano Atlántico, Belém consiste en una cultura diversa tan vibrante y amplia como la Amazonía misma. Amerindios, europeos, africanos, y las innumerables combinaciones entre estas personas, se mezclarían y serían ingeniosamente pioneros en géneros musicales como el carimbó, samba-de-cacete, siriá, bois-bumbás y bambiá. Aunque quedaron en los márgenes de la historia, estos sonidos exóticos y misteriosamente diferentes prosperarían en un universo paralelo propio. Religiones africanas históricamente marginadas como la Umbanda, el Candomblé y el Tambor de Mina, que habían llegado a este lado del Atlántico a través de los esclavos de África Occidental -especialmente del Reino de Dahomey, actual República de Benín- dejaron una huella imborrable en la identidad de Pará. música. De ellos nacerían el lundun, el banguê y el carimbó, estilos posteriormente modernizados por Verequete, Orlando Pereira, Mestre Cupijó y Pinduca con gran éxito.

